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Viajeros por La Jacetania 1701-1932. De la Ilustración a la Modernidad

A lo largo de la historia, las montañas pirenaicas han sido lugar de paso de ejércitos, comerciantes, peregrinos, viajeros, turistas e incluso exiliados. Muchos de ellos eligieron el histórico territorio de La Jacetania para marcar sus pasos y otros lo buscaron como lugar de destino. De aquellas experiencias surgieron libros, diarios o breves textos que describían nuestra zona e intentaban descifrar el sentido de las costumbres de nuestros antepasados.

Los cambios que ha tenido la comarca de La Jacetania y sus habitantes a lo largo de los últimos tres siglos es parte del contenido que ofrece el libro “Viajeros por la Jacetania (1701-1932). De la Ilustración a la Modernidad”.

Editado por la Comarca de La Jacetania, sus autoras, la filóloga Esther Ortas Durand y la antropóloga Elisa Sánchez Sanz, ofrecen un completo recorrido por los testimonios escritos que dejaron los viajeros que atravesaron La Jacetania entre el siglo XVIII y el primer tercio del XX.

El libro, que consta de 320 páginas, no es una mera recopilación de los textos más interesantes, debido a su relevancia histórica o documental. Si no que el trabajo realizado por Ortas Durand y Sánchez Sanz ahonda en las razones mismas del viaje, contextualizando cada época y aportando una visión didáctica que facilita la lectura del gran público.

Con prólogo de Severino Pallaruelo, la publicación presenta testimonios de conocidos viajeros pirenaicos, como Rusell, Soler i Santaló o José María Quadrado. Pero también se incluyen los documentos, escritos y textos de otros viajeros, más anónimos o de cuya presencia en tierras jacetanas no se tenía noticia, tales como Barcigalupe o Hautefort.

Todo ello apoyado con mapas y fotografías antiguas, láminas y reproducciones procedentes de distintos fondos, entre otros la Fototeca de la DPH, Ibercaja o el archivo de Francisco de las Heras. “Viajeros por La Jacetania” es el resultado de un trabajo de estudio, investigación y ordenación ingente, buceando por los libros, diarios o breves textos en los que los viajeros que atravesaron La Jacetania entre 1702 y 1932 describían estas tierras e intentaban descifrar el sentido de las costumbres de sus antiguos habitantes. Un legado que permite a los jacetanos descubrir cómo eran y cómo fueron vistos por estos viajeros.